El club paceño sumó su decimosegundo título nacional. Se trata del equipo más ganador del país. El Dream Team local conquistó los dos torneos del 2002.

No cabe duda. Se trata del equipo más ganador del fútbol profesional boliviano. Por los títulos y éxitos alcanzados, Bolívar no tiene parangón dentro de Bolivia con ningún otro club nacional. El pasado miércoles sumó su decimasegunda estrella en la historia liguera, sin que otra entidad siquiera pueda hacerle sombra y manteniendo al resto a una prudente distancia. The Strongest le sigue con cuatro títulos y mucho más atrás están Oriente Petrolero, Wilstermann y Blooming con tres coronas cada uno. 

Ni bien el relato chuquisaqueño sentenció la derrota de Oriente Petrolero, el pasado miércoles, las bocinas de los diferentes automóviles comenzaron a escucharse por las calles paceñas. El estruendo de los petardos cada vez fue más intenso y en menos de 15' el paseo de El Prado se llenó de una marea celeste que comenzó a celebrar otro triunfo del más grande. “Otra vez, otra vez campeón, otra vez, otra vez campeón”, era el grito al unísono.

Quién diría que Independiende Petrolero, el equipo capitalino que fue la bestia negra de los celestes, ahora le daba una mano indirecta a la Academia, derrotando al petrolero cruceño. Media hora antes, Bolívar había apaleado a Wilstermann por 7-1 y con ello sumaba otra estrella a su insignia.

La espera para confirmar el título fue como si se aguardara la llegada del Año Nuevo. Los jugadores entraban y salían nerviosos del vestuario celeste, unos estaban en la ducha, otros preferían escuchar la radio. Los rostros de incertidumbre mandaban en el camarín de los académicos. Hasta que una vez finalizado el partido, surgió un estallido de gritos y todos comenzaron a abrazarse.

El mejor sin discusión. Si se trata de apelar a las estadísticas, éstas son contundentes. Desde los campeonatos paceños en la época amateur hasta el actual del profesionalismo, la Academia acumuló 28 títulos en su haber, es el más ganador en la historia. El próximo año competirá por vigésima oportunidad en la Copa Libertadores de América; el equipo de Tembladerani se emborracha con tanta participación. Dentro del fútbol boliviano son el equipo líder en la tabla, porque hasta ahora disputaron 975 partidos y totalizaron 1.315 puntos, otorgando dos puntos por cotejo ganado.

Una de las mayores virtudes del nuevo campeón boliviano fue la actitud de conjunto y esfuerzo que demostraron durante todo el año. En esta última parte del torneo les tocó disputar un partido cada dos días y medio, puesto que se postergaron muchos cotejos debido a su gran actuación en la Copa Sudamericana.

La cultura del trabajo y la responsabilidad del plantel fue casi impecable, pese a que se trataba de un conglomerado de estrellas, gran parte de ellos jugadores de la Selección boliviana, el plantel demostró una disciplina intachable.

Individual y colectivamente es el mejor equipo durante esta temporada; sin embargo, cabe destacar la diferencia que marcaron D’artagñan, el zaguero y capitán Marco Antonio Sandy, junto a los tres mosqueteros de talento y juventud, como los laterales Luis Gatty Ribeiro por derecha, Percy Colque por izquierda y la saeta paceña, el goleador Joaquín Botero.

A ello se sumó el accionar de un entrenador con carisma y personalidad propia como Vladimir Soria, quien apenas dejó el fútbol hace un año y medio, pronto logró su primer título nacional  con el buzo puesto y el silbato al cuello.

Los colegas entrenadores destacan en Soria como un técnico tremendamente sereno, seguro e inteligente. El cochabambino además no exagera en el uso del trabajo táctico y esquemático, por el contrario, otorga una gran confianza de desarrollo y exigencia a sus dirigidos.

El fútbol con toque de primera, la gambeta sorpresiva y un accionar atildado, otra vez trajo de vuelta a las canchas a la tradicional Academia del fútbol boliviano. En la parte defensiva, el juego del plantel mostró algunas fisuras, sobre todo cuando la presión fue intensa, pero los celestes marcaron el desequilibrio desde el medio terreno hacia adelante, donde sí fue eficaz, sobre todo en el ataque, en el que se destaca su gran figura y goleador, Joaquín Botero. El paceño sin duda es uno de los delanteros con mayor sentido de conjunto en ofensiva, porque no sólo anotó 47 goles, sino que fue el asistente con pases gol para sus compañeros. Además se trata del futbolista más veloz del país.

El tercer pilar importante en la conquista de esta nueva estrella nacional son los dirigentes celestes, quienes bajo el liderazgo de Mauro Cuéllar Caballero, sorprendieron a principios de temporada al conformar un Dream Team nacional, que finalmente logró su objetivo.

La apuesta realizada por Cuéllar y sus acompañantes dio frutos. Por fin, luego de cinco años de sequía, los celestes se sacaron la espina y alcanzaron el añorado título.

Esta temporada para los académicos será inolvidable no sólo por la campaña local, pues ganó sin mucho apuro los dos torneos, el Apertura y el Clausura, sino que la trascendencia internacional fue también excelente. Salud campeón.

 Los tres títulos del DT Soria 

Para ser sincero, yo no imaginaba dirigir tan pronto. Pensaba salir al exterior, hacer un curso de técnico y seguir aprendiendo. Pero se presentó la oportunidad y la acepté. La asumí como un reto porque creo que el que no arriesga no gana. Aquí estoy y creo que mal no me va porque ya logré tres títulos en mi haber, el Apertura del 2001 y los dos de esta temporada. Tengo el apoyo de los jugadores y del directorio. Esa conjunción es positiva.

Este equipo juega con una gran actitud y mucha entrega. Eso nos brinda la capacidad que tiene cada jugador, por eso tenemos la posibilidad de entrar a la cancha a hacer nuestro juego y ganar los partidos.

Ganar el torneo Apertura, también el Clausura de la Liga, que nos permite alcanzar el título nacional y haber llegado a las semifinales de la Copa Sudamericana, es una suma que nos motiva a seguir trabajando y esforzarnos.

Una de las virtudes que tiene el plantel es la velocidad y el contragolpe cuando le toca jugar de visitante. Es que el rival se ve obligado a salir y en esa intención abre espacios que los aprovechamos bien con la reacción rápida de jugadores veloces como Botero y Galindo, además de Ribeiro y Colque que se desdoblan haciendo otra función al margen de marcar, atacar.

De local, la presión es nuestro mejor argumento. Presionamos en el mismo terreno contrario para recuperar la pelota y así estar más cerca del arco contrario.

Haber jugado muchos años y conocer lo que quiere un futbolista me ha ayudado mucho. Yo conozco a los jugadores, sé lo que les gusta y lo que no les gusta. Trato de darles lo que más les agrada, porque cuando un jugador trabaja en lo que le gusta, va a cumplir su trabajo mejor y se exigirá al máximo.

El equipo también tiene sus flaquezas. Cuando somos demasiado ofensivos y arriesgamos todo, damos espacios al rival y eso para cualquier defensa es difícil de solucionar. Eso tratamos de corregir.

MARIO MENA RENE RADA

Fue el goleador de Bolívar en la década del 50. El tarijeño también integró las selecciones nacionales. Su oportunismo en el área rival y sus fuertes cabezazos lo caracterizaron en su época. Junto a Víctor Agustín Ugarte, con quien formó una temible dupla. Un jugador técnico y correcto en la cancha.

El inolvidable Fiero llegó al equipo en 1968. Alegró las jornadas de fútbol con sus endiabladas gambetas. Se constituyó en uno de los mimados de la hinchada. Fue un futbolista sutil y de toque elegante. Varias veces “humilló” a sus rivales haciendo pasar el balón por entre sus piernas.

Erwin romero Carlos Aragonés

Brilló en la década del 80 con la casaca celeste. El volante cruceño fue un jugador capaz de definir partidos con sus goles magistrales. Inteligente y con un gran dominio del balón, tenía a sus rivales mareados con sus gambetas. Parecía que la pelota no se desprendía nunca de sus pies.

Llegó el 70 al club en una época en que en su puesto había grandes futbolistas como Góngora, Messa, Linares y Díaz. Fue un jugador moderno para su época. Rápidamente se ganó el puesto con su calidad en el balompié. Tenía el toque rápido, precisión en los remates y un cabezazo certero. También jugó en Salta, Argentina. Siempre fue bastante serio.

Marco Etcheverry Carlos Borja

Fue el 10 perfecto en Bolívar. Llegó en 1991. Fue considerado el mejor jugador del país por su talento. Por su endiablada gambeta el periodismo lo bautizó como Diablo. Se convirtió rápido en el eje del equipo. Hábil, veloz e inteligente, el cruceño dejaba a uno, dos o tres rivales parados para hacer un gol.

Fue el capitán del equipo más de una década. Llegó al club en 1976. Primero estuvo como puntero derecho, después se convirtió en volante de contención, puesto en el que se consolidó como figura. Para este cochabambino no había balón perdido ni rival grande. Rápido y de buen remate.

Vladimir Soria Julio C. Valdivieso

Fue alma y pulmón de Bolívar en la década de los 80 y 90. Fuerte en la marca y buen dominio de balón, se constituyó silenciosamente en otro símbolo. De carácter sencillo y poco hablar, en la cancha lo podía todo. Era el dueño del mediocampo. Físicamente tenía una condición increíble.

Fue rápido ídolo en la Academia. Su fuerte temperamento y su elegancia le abrieron las puertas para ser también el líder del equipo. Es un futbolista inteligente, con remates precisos desde media distancia y gran lanzador de pases al vacío. Un habilidoso. Controversial fuera de la cancha, tuvo sus mejores jornadas en Bolivia vistiendo la celeste.

Joaquin Botero Percy Colque Gatty Ribeiro

En estos momentos es el delantero más importante del fútbol boliviano. Su extraordinaria velocidad y efectividad le permitieron marcar 49 goles en el torneo liguero, los mismos que dan fe de su artillería, y lo consagran como el goleador liguero de la gestión 2002. Tiene buen cabezazo, arrastra marcas y asiste a sus compañeros.

El jugador yungueño no ha defraudado con su contratación. Pese a que se desempeña como volante lateral por izquierda, es capaz de jugar en todos los sectores del campo. Maneja con soltura los dos perfiles y remata con la misma potencia, tanto con derecha como con izquierda. De exquisita técnica, gran entrega física y disciplina táctica.

La  gambeta del pandino es capaz de enloquecer a los marcadores y ha sumado un buen remate a su particular juego. Su pequeña contextura no impide que se agrande ante los rivales. Compensa su tamaño con una gran preparación. Pese a jugar como lateral es un gran volante del mediocampo hacia adelante.

El equipo que juega fuera de la cancha

Bolívar mantuvo un sistema de juego que no modificó en los lances del Siles. Aplicó una línea de tres zagueros, dos laterales, tres volantes y dos atacantes.

Como visitante realizó una ligera variante, en la mayoría de los casos jugó con dos hombres de contención y uno solo de creación, entre ellos incluyó a Daner Pachi, el juvenil de la Academia, y quitó a un atacante.